CHILE. 28 días de diciembre de 2013.(PARTE 2).

Como continuación de la primera parte de este relato tenemos esta segunda parte, a partir del día 9 de diciembre de 2013. Este será un capítulo corto para hacer del siguiente un monográfico de los 5 días que pasé en Isla de Pascua o Rapa Nui.

09/12/2013. Lunes. Tras 16 horas de viaje he llegado a La Serena. Son las 11:15, media hora más tarde estoy en el hostal. Hace bastante calor y aprovecho para lavar algo de ropa.

Salgo a pasear y llego al mercado de La Recova donde pruebo uno de los platos típicos chilenos: la paila marina. Es un cocido de diversos mariscos, crustáceos y similares que no me gusta mucho, yo soy más de marisco a la plancha. La vasija en la que me lo sirven y donde supongo que lo han cocinado es demasiado grande y no me lo acabo.
Más tarde voy a dar una vuelta por la ciudad y bebo un jugos naturales muy buenos, abundantes en la zona central de Chile, es una tarde de relax. A las 19:00 me pasan a buscar para ir al Observatorio Astronómico de Mamalluca a las afueras de Vicuña... se trata de ver las estrellas sin dolor.

La verdad es que eso de mirar por un telescopio no es lo mio, prefiero ver las cosas más cercanas. El viaje de vuelta, de una hora aproximadamente me lo paso durmiendo, supongo que estoy cansado del largo viaje del día anterior.

Paisaje desde el autobús.

Paisaje desde el autobús.

Paisaje desde el autobús.

Paisaje desde el autobús.
La Serena.


La Recova


Paila Marina.




10/12/2013. Martes. Desayuno en el hostal con una chica de Hong Kong, pero que vive en Perú y después cojo un bus hasta Coquimbo. Va haciendo numerosas paradas pero es interesante. Al igual que los autobuses de larga distancia son modernos y con paradas concretas, los autobuses interurbanos paran cada vez que alguien pide bajar o subir y es el propio conductor el que cobra con el autobús circulando.
Tras pasear un rato por un mercado muy grande junto al mar decido subir caminando hasta la Cruz del Tercer Milenio, una inmensa cruz de hormigón de 93 metros de altura. Al preguntar a un controlador de aparcamiento sobre el camino mejor para llegar allí, me aconseja que suba en colectivo porque hay alguna zona degradada y no es demasiado seguro subir solo, además de estar demasiado lejos y en subida. Siguiendo su consejo paro un colectivo que me cobra menos de un euro por llevarme.
Al brazo de la cruz se asciende a través de dos ascensores, el primero te deja a mitad de camino y el segundo llega hasta el final. Las vistas son impresionantes; a través de las ventanas se ve la totalidad de la ciudad.
Si llegas hasta La Serena te aconsejo que pases unas horas en Coquimbo. Después bajo en taxi de nuevo hasta el puerto y como un “Loco mayo”, un plato típico chileno y más caro que otros platos. No me ha gustado este molusco. Es cocido y, para mi gusto, insípido, pero se debe probar la gastronomía local. Sólo se captura en Chile y en otro país que no recuerdo.

La ciudad es muy bulliciosa y no parece muy segura, se ven algunos mendigos. El taxista me ha comentado que hay mucha policía de paisano.

Paseando por el puerto veo bastantes lobos marinos y un buen montón de pelícanos.

De vuelta a La Serena paseo un rato, compro algún recuerdo y más tarde la señora del hostal llama un taxi para que me lleve al terminal de buses. Sale a las 17:30 y llega a las 23:30.

La estancia en la ciudad ha sido tranquila y relajada, en realidad sólo era un paso intermedio hasta mi próximo destino.

Durante el primer tramo del viaje dos chicas de la compañía de buses han hecho un bingo promocional y me ha faltado un número para ganarlo, menos mal que no he ganado porque seguro que el premio era un pongo. En la primera parada ha subido un hombre vendiendo aceitunas y he comprado una bolsa. Es curioso, pero por la mañana había estado a punto de comprar olivas ya que las encontraba a faltar.

El paisaje no es tan desértico como los días anteriores pero la vegetación está básicamente compuesta de arbustos y pequeñas plantas. Aún se ven bastantes cactus salpicando el terreno.

De momento el viaje me está saliendo perfecto, sin ningún contratiempo. La sensación es de que Chile es un país bastante bien organizado. La gente, en general, es muy amable y, a priori, la vida diaria no difiere mucho de la vida en España.
Se ve que aún están un paso por detrás de nosotros: hay muchos cables colgando por las calles en lugar de estar canalizados; es fácil ver agujeros en las aceras; hay bastantes casas más o menos precarias, al menos vistas desde el exterior; en casi todas las ciudades he visto grupos de perros callejeros deambulando y buscando comida en las bolsas de basura, etc...

He llegado al terminal de buses de Santiago a las 23:45, el bus hacia el aeropuerto sale a las 00:50. En el aeropuerto consigo dormir unas horas de forma intermitente.









Loco Mayo.





La típica cosa que no sabemos que hacer con ella y ponemos un anuncio en la calle.

Continuará... Próximo capitulo monográfico sobre Isla de Pascua.

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